sábado, 21 de abril de 2012

VESTIGIO

Acarició la pulsera. Recordaba muy bien el momento, años atrás, en el que se la había puesto. Se evocó a sí misma cogiendo aquel trozo de cuerda de la mano que se lo tendía y rodeando su tobillo con él. Recordó que mientras lo hacía había pensado que sólo se la quitaría si todo acababa: un escalofrío le había recorrido la espalda y en silencio había apretado con todas sus fuerzas un doble nudo.

Con una sonrisa burlona miró aquel vestigio de lo que fue una vez una brillante cuerda blanca y verde y examinó el nudo. Con algo de desdén y un cierto brillo de victoria en los ojos alargó la mano y cogió unas tijeras.

1 comentario:

Franziska dijo...

Las cosas suceden contra nuestros mejores deseos. Anticipar la dicha que habremos de tener es ya una forma de empezar a perderla.

Perdona que no haya pasado antes a darte las gracias por tu visita a mi blog. He estado de vacaciones y a mi vuelta he tenido problemas con el ordenador. Espero que empiece a funcionar todo con normalidad y que pueda tener el tiempo suficiente para visitaros de vez en cuando. Quiero darte también mi bienvenida y decirte que será un placer contarte entre mis amigas.

Un abrazo. Franziska